BONAFIDE; Crónica desde la Sala EgoLive

El domingo fue uno de esos días redondos: reencuentro con amigos que hace tiempo no veía, cervezas, charlas sobre lo divino, sobre lo humano y finalmente, para rematar la jornada por todo lo alto al acercarse la fecha de mi cumpleaños... un poquito de Rock And Roll.

A las 22:00 tenía una cita con Bonafide, una gran banda sueca de Hard-Rock que se encuentra este mes de gira por toda la geografía española para presentar el que es su último disco hasta la fecha: el por muchos esperado 'Ultimate Rebel' -2012, Off Yer Rocka Recordings-.


Para abrir la noche en Alcalá de Henares y también en lo que va de gira, Bonafide contó con la presencia de una joven banda -el señor que vendía sus EP´s en el tenderete me contó que no llegan a los 20 años- procedente de Rivas Vaciamadrid llamada Rocket que fueron un puntazo. Llegué un poco tarde, pero creo que fue en el momento justo: abrir la puerta de la Sala EgoLive y escuchar a Ale, el cantante del grupo, presentar que la siguiente canción que iban a tocar era el "Burn" de Deep Purple y que Glenn Hugues era uno de sus cantantes favoritos de la Historia del Rock... ¡Así da gusto! ¡Ya me tenían ganados los jodíos!



En acción, los chicos de Rocket tienen todo lo que se espera de una banda de Rock: energía, fuerza, alegría, desparpajo... Lo dieron todo durante los aproximadamente 40 minutos que tocaron y el público lo agradeció de una manera tan cálida y cercana que me sorprendió, ya que no se trataba de una banda local propiamente dicha. Creo que es un dato que nos da la idea de la buena impresión que causaron y del excelente comportamiento sobre el escenario de Rocket.

Sonaron “We Love Rock ´n´Roll”, “Addicted To Speed”, “Get Ready” y otras tantas de manera impecable, pero lo bueno de todo esto es que el margen de mejora que tienen estos chicos es todavía enorme. Sin lugar a dudas, lo mejor está por llegar, y creo que llegará, porque cuando acabó su preparado show y empezaron los suecos, me di cuenta que los chavales no quitaban el ojo sobre el escenario, aprendiendo y absorbiendo como una esponja trucos, detalles y esas cosas que al resto de los mortales se nos escapa…



Agotado el tiempo, se bajaron los chicos de Rocket aclamados por la gente, se cambiaron los cacharros y llegó el turno para los de Malmö.

Lo primero que se me vino a la cabeza fue uno de esos tópicos que no nos permiten ver la realidad tal y como es, en su plena diversidad, con todos sus ricos matices... ¿Sabéis aquél que dice que los escandinavos son gente fría, anodina y aburrida? Pues ayer fue otra de esas barreras que se me acabó rompiendo y cayendo a los pies, porque aunque tenga unos cuantos discos de gente como Turbonegro y tal, resulta que hasta que no lo ves en vivo y en directo, como que no te lo crees del todo, porque fue poner los pies sobre el escenario los tíos de Bonafide y contactar con la audiencia desde el primer segundo levantando sus copas, dándole al bebercio y brindando con nosotros en un esforzado chapurreo de español que siempre es bien recibido.


Como hemos dicho antes, Bonafide está en nuestro país de gira presentando su álbum ‘Ultimate Rebel’, pero eso no quita que los bigardos suecos también nos lanzaran bastantes pepinos procedentes de sus anteriores trabajos discográficos: ‘Bonafide’ -Sweeden Rock Records 2007-, ‘Something´s Dripping’ - Sound Pollution 2009- y ‘Fill Your Head With Rock-Old, New, Tried & True’ -Sound Pollution 2011-. Ni qué decir que con todo este arsenal empezó lo bueno…


Entre brindis, saludos y guiños al público, Bonafide se encargó de encasquetarnos una siempre necesaria dosis de buen Hard-Rock. Más allá de lo meramente musical, lo cierto es que para una banda internacional de Rock que viene a tocar a España no hay nada mejor que sazonar su repertorio con una serie de improperios y chascarrillos futboleros para conectar con el público. Y eso es precisamente lo que hicieron: mucho Atleti por aquí, mucho “pu7A M@dr3” por allá y todo ello bien mezclado eso sí con temazos del calibre de 50 Cent Millionaire” -un tema que es perfecto para escuchar tirao en la barra de un bar- y de “Dirt Bound”, que es la canción que hay aquí abajo:


Se notaba que el buen número de asistentes se lo estaba pasando en grande. De la banda se podría decir otro tanto de lo mismo. La conexión y el buen rollo se percibía en casos y detalles como cuando entre canción y canción el guitarrista, cantante y frontman Pontus Snibb chocaba los cinco con el público que estaba en primera fila, cuando se animó a decir que era mejor público que el de la noche anterior -eso se lo debe decir a todas-, cuando se ponían a regalar púas a diestro y siniestro o cuando en un descanso entre canciones Pontus le dio un cariñoso piquito al bajista Martin Ekelund, que además de tener un precioso bajo modelo Firebird, no paraba de subirse al equipo de sonido, la bombo, de rockear como Dios manda y de sonar como debe sonar un bajista: percusivo, profundo… ¡Y es que el amor es tan bonito!


Todo iba como la seda, pero un problema con un ampli hizo que la segunda guitarra -o primera dependiendo del momento- de Mikael Fassberg se quedara fuera de juego durante un par de canciones largas. Fue este ese pequeño y preciso momento en el que se ve si una banda tiene madera de grande o si los acontecimientos les superan y empiezan a menguar de tal forma que pasan de ser una poderosa banda de Hard-Rock a un grupo infantil tipo Parchís… Y no exagero, porque casos tan aparentemente insólitos como este que os cuento se han dado unos cuantos…

Pero Bonafide no se convirtió en la versión escandinava Enrique y Ana, porque ante esta situación los tíos de Bonafide pensaron “no problem!”, y para que el público no estuviera tan centrado en el percance técnico -no nos podemos fiar de las máquinas pero no podemos vivir sin ellas- Pontus decidió bajarse del escenario y meterse entre el público para realizar un solo de los de hacen afición. Se recorrió toda la sala, se dejó fotografiar con poses de auténtico Rockstar y para rematar la faena se subió a un diván-sofá-loquesea para continuar con el espectáculo guitarrero. Fue una jugada brillante, ya que con ella logró captar la atención de la gente y además elevar y redondear el nivel de calidad y genialidad de la noche.


También hubo momento de gloria para Niklas Matsson, el baterísta, que ya descamisado por el calor, se nos marcó un solo en el que jugó con el público. Luego se levantó, nos contó algo de la Ponferradina -¿?-  y se lanzaron de nuevo a la carga.


Solventado el contratiempo, la banda dejó un hueco para que el pobre Mikael pudiera entrar de nuevo en calor y demostrar lo bueno que es, así que se puso a tocar brevemente cosillas de Thin Lizzy -una debilidad personal-, Bad Company y ACDC. ¡Cuantísimo criterio!


La retahíla de canciones que posee esta banda es increíble, aunque desde aquí destacaría dos temas: El primero de ellos es “Down”, perteneciente a su álbum debut:



Y el segundo es “Fill Your Head With Rock”, del que Pontus dijo estar muy orgulloso ya que es uno de sus grandes éxitos como compositor al ser reconocida internacionalmente en 2011 por la prestigiosa revista británica Classic Rock Magazine como uno de los mejores temas de ese mismo año… No es para menos.

Esta canción la tocaron con mucha fe, gustándose y alargándola en su desarrollo, destacando el momento en que Pontus se puso a cantar con ese potente vozarrón suyo sin micrófono. Esos son los momentos que de verdad merecen la pena vivir.


Como toda historia tiene su fin, esta de aquí no iba a ser menos. Llegaron los bises y nos acabaron de dar una lección de ROCK con “I Don´t Need No Doctor” -la versión de Humble Pie con el menudo y a la vez poderoso Steve Marriott me parece grandiosa- y “I Can´t Explain” de The Who -Keith Moon estaría orgulloso de como sonó ayer en manos de Bonafide-, dos canciones clásicas que siempre vienen bien para finiquitar una noche que empezó bien y acabó mejor, muy "comodoramente".


¡Viva el Rock!

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