THE ZEROS A CIEN EN MENOS DE UN SEGUNDO
Llamadme sentimental,
pero si hay un estilo de música que esta sociedad ninguneada por los mercados,
los banqueros y los políticos debería recuperar con urgencia, ese es el Punk.
El martes 25 pasaron por la Sala EGO The Zeros para dar una clase
magistral de Punk–Rock de la Old School.
Javier Escovedo, Robert
Lopez (El Vez), Hector Penalosa y Baba Chenelle se subieron al escenario una
vez más (y ya van unas cuantas desde que la banda se formara en 1976 en Chula
Vista, California) para soltarlo todo, divertirse y divertir a la gente que
acudió a verles. The Zeros tocaron temas de sus tres álbumes de estudio
y alguna que otra versión. Desde el primer segundo arrancaron de sus guitarras
esas notas distorsionadas del Rock que algo deben de tener para encender a
tanta gente, aceleraron a golpe de batería hasta ponerse a cien y no bajaron el
ritmo hasta que, una vez finalizado el concierto y tras dos bises, se acodaron
en la barra del bar. No hubo baladas.
El punk no solo es
música, también es terapia de grupo, es movimiento de masas. Es el “cualquiera
puede”, el “háztelo tu mismo” y el “qué le den por culo a todo y a todos”. Y
como dijo la banda en la entrevista previa al concierto "Sabemos lo que
quiere el público. Para qué joder la fórmula”. Los que tengáis la oportunidad
de ver a The Zeros este sábado 29 en Madrid no la dejéis pasar, subios a
esos hombros, que han soportado más de treinta años de conciertos Punk, y
permitid que os lleven (al menos por un momento) tan lejos de vosotros mismo
como sea posible.
Por otro lado hay que
mencionar que la Sala EGO ha dado el paso que algún local de Alcalá de
Henares debía de dar en algún momento. Porque no es lo mismo permitir que
grupos de música toquen en tu local que hacer una apuesta fuerte por la música
y traer grupos como The Zeros a tu sala. Con el Auditorio Paco de Lucia
funcionando como Papá Noel, una vez al año, la Plaza de Toros más dedicada a
festividades cerveceras germanas que a conciertos y el resto de locales anclados
en el conformismo de tratar la música en directo como algo que se les tiene que
ofertar en lugar de un aliciente para su clientela, la Sala EGO ha dado
un paso que era necesario en una ciudad de casi 250.000 habitantes, amante de
la música en pequeño formato y de la cultura que la rodea.
Gracias y buena suerte.
Os seguiremos de cerca.
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